El Molina Sport se cita con el Valladolid en la final de la Copa del Rey

Los grancanarios golean al Rubí (8-1). El Caja Rural CPLV hace lo propio en la otra semifinal ante el Castellón (6-0)

El Pabellón Ángel Nieto de Zamora acogerá mañana (10.30 horas) la final esperada de la Copa del Rey, que enfrentará al CajaRural CPLV de Valladolid y el Molina Sport, tras imponerse con autoridad a sus respectivos rivales en semifinales, el Castellón en el caso de los primeros(6-0) y el Rubí Cent Patins en el de los grancanarios (8-1).

El camino hacia la final arrancaba con los dos equipos con dos propuestas diferentes. Los catalanes elegían nadar y guardar la ropa, mientras que los isleños se mostraban fieles a su estilo, con un juego ofensivo que sometía a un aluvión de remates a los dos guardametas catalanes David Ros yArnau Díaz, que se repartieron durante el choque la responsabilidad de la portería.

El primer tanto se hizo esperar más de la cuenta visto lo visto sobre la coqueta pista zamorana. Mario Díez conectaba con Miquel Cabalin que abría la lata catalana a falta de 16 minutos para el descanso.

El gol trastocaba los planes de un Rubí que veía como el Molina duplicaba su renta un par de minutos después, tras volver a ejecutar un pase de gol Mario Diez para que Andreu Tomàs ejecutase la sentencia (2-0).

El Rubí intentaba minimizar los daños para llegar vivo a la segunda parte, pero tres zarpazos de Kevin Mooney, Chuck Baldwin y Miquel Cabalin antes del descanso, dejaba herido de muerte al cuadro catalán (5-0).

El paso por vestuarios no cambiaba la tónica del partido, con el Molina jugando con la tranquilidad del marcador y un Rubí que intentaba recortar diferencias sin fortuna, hasta que a falta de cinco minutos para el final, Marius Godano encontraba a Marcos Fajardo que sorprendía a Javi Tordera para marcar el tanto del honor para los catalanes.

Lejos de meter a los catalanes en el partido, el tanto espoleó a los grancanarios que respondieron con tres nuevos tantos de ÁlexPérez, Chuck Baldwin y Miquel Cabalin, para cerrar un 8-1 que les coloca en la gran final por la puerta grande.